EUGENIO AMBROSI, DIRECTOR DE LA OIM

Después de que Página/12 publicara en exclusiva el informe sobre tráfico de mujeres de la Organización Internacional para las Migraciones, el director de la entidad para el Cono Sur denuncia que en algunos lugares “hay familias que se dedican a la trata como si fuera una pizzería”.
Por Mariana Carbajal
“Algo habría que hacer para perseguir a los clientes. No tendrían que tener impunidad. Pueden no saber toda la historia de estas mujeres, pero la probabilidad de que esas chicas con las que se están encontrando sean victimas de explotación de algún tipo es casi del ciento por ciento”, opina el italiano Eugenio Ambrosi, director regional para Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay de la Organización Internacional para las Migraciones. En un reportaje con Página/ 12, Ambrosi analiza el fenómeno de la trata de mujeres en la Argentina, reflejado en el informe de la OIM que ayer publicó este diario en exclusiva. Y destaca la importancia de que se sancione una Ley en el país que tipifique este delito para poder combatirlo.
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República de Argentina.
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En esta entrevista se debate el tema de la proliferación de la explotación sexual, tomándose como un gran problema que se focaliza en algunos lugares de Argentina; en regiones específicamente como la provincia de Misiones, Tucumán y Buenos Aires. Se trata de emprendimientos familiares, familias que se dedican al tráfico de mujeres como si fuera una panadería o una pizzería, para la exportación a otra provincia o al exterior del país. Para esto se utilizan diferentes mecanismos, con responsabilidades diferentes para cada momento del proceso; hay quien recluta y después utiliza a esas víctimas; hay quien recluta y vende a otros; hay quien recluta y alquila, es decir, se compran y se venden mujeres. De esto dependen las características de la mujer, de la edad, se pagan entre 100 y 500 pesos, hay mujeres que pueden generar hasta 1200 pesos por día explotadas sexualmente. Otra característica es la novedad, estas se cotizan más alto, ya que, las mujeres nuevas atraen más la clientela.
Todas estas características mencionadas anteriormente son términos despectivos, humillantes terribles de usar para referirse a una mujer, y más aún, que no hay autoridad alguna que les brinde seguridad, por el contrario, puede haber complicidad de sujetos que valiéndose de su función pública faciliten el delito.
En la entrevista, se menciona que luego de la investigación realizada por la OIM, se detectaron mujeres reclutadas en ese país (Argentina), paraguayanas y brasileras para posteriormente ser vendidas en el extranjero, tomándose esto como un fenómeno que intensifica el mercado del sexo en donde cada vez aumenta la demanda. Por ser esto un delito que se comete, aprovechándose de la vulnerabilidad de la mujer como consecuencia de la problemática del entorno social (cultura, pobreza, etc.), estas personas consideran que se deben aplicar mejores estrategias, como la de la sanción, sobre todo aquellas personas que influyen en la explotación de niños y adolescentes.